Friday, February 11, 2011

Poesía política: Carlos López Dzur / 1


Indice

1. Prefacio
2. Los enemigos de la Revolución
3. La energía del estímulo
4. Psicopatía del conformismo social
5. Las tareas
6. Manifiesto emergente de los Carbonarios
7. Manifiesto del interés propio
8.
9. Manifiesto del Desmantelador
10. El relato posmoderno de las Grandes Ilusiones
8. Su menú de palabrejas
9. Plegaria de James Galus Watt



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Los enemigos de la Revolución

Hay tres cosas que la Revolución no es.
Ni deber ser. Ni nunca ha sido en aras de triunfar,
pero una cosa es cierta... El revolucionario
admite y ama su libre albedrío y con éste
es que elige cambio, hacer transformaciones.

Dentro y fuera está el bruto pedregal de las pasiones,
aquello que no conviene, disgusta, desafía
lo que hay que llevar al atanor, al Horno que purifica
y pule, porque todo revolucionario no es otra cosa
que el Alquimista, el transformador material
y espiritual de lo existente.

Hay tres cosas que la Transformación repele
y al repelerlas, no retarda el proceso. Lo ilumina.
La primera es el Miedo
(el miedo es sobrevalorar el fracaso,
dolerse anticipadamente del futuro,
ese subproducto que tarda,
esa unidad que no viene
y que la apresuramos, desde lo que llamamos
«miserable presente»).

Es que el hambre de futuro es intensa y dolorosa
en los revolucionarios y los otros, tan tardos,
tan satisfechos de pasado, estorban,
pero la Revolución es sabia.
No quiere a idólatras rabiosos
por tanto invocar el porvenir.

Es más útil una mente que se ponga unas manos espirituales
de Presente, energía de corazón focalizada en el hoy
para que pueda el ahora ser pieza del mañana.
El futuro hay que comenzar a verlo, sin prisa,
con la vista de hoy para que nos sea familiar
su rostro amable; rostro más amable que el pasado.

Hay tres cosas que la Revolución repele,
ese miedo rabioso de que el futuro no venga
y esa rabia venenosa que el pasado produjo.
En el pasado se quedaron como estatuas de sal
cristalizadas, mohosas, calcáreas
los que miran atrás y lamentan dejar
sus hábitos, entes, sistemas perversos.

No. Revolucionario, no mires atrás por ellos.
No pienses que fueron mejores.
No estés cerca del pasado fijo porque,
aunque parezca que el pasado esta muerto,

el pasado llama, invita, inmoviliza.
Es espejo aterrante.

Es cierto que hay seres heroicos y transformadores
que han muerto; pero, fíjate, su memoria
es más presente que pasado porque su luz
traspasa los tiempos y ellos nos aguardan
en el porvenir.

El pasado tiene mucha rabia y frustraciones
en su Canasta Arcaica, no ha visto esplendores,
libertades, posibilidades que tiene el Presente
(si el pasado hablara más sería la envidia
que el contento); por eso mira tú sin arrepentimiento
ya no estés colgado del pasado. Examina sin queja
este presente, donde si bien no todo
está como quisiéramos, hay más firmeza
(aquí está el horno todavía, el atanor).


Desde aquí es que se pueda seguir hacia adelante
sin rabia interna, hacia tí mismo,
Perdónate / no tienes la culpa del mundo tan jodido.

Al contrario, con la revolución quieres consolar,
enmendar, iluminar; corregir.

Deja pues la cólera callada e internalizada
y no participes de la rabia viciosa por los otros.
Más bien, ámalos, persuádelos

de que la Revolucion los llevará a lo mejor.

Se tú el control del Presente.
Lo que pasara antes es escoria residual
que no fue molida en el Atanor.

*


La energía del estímulo

Lo que la revolución más ama y necesita
como alimento es la energía del estímulo,
confianza pese a la adversidad
y mirar el presente,
que algo sea bastante para sonreir
y seguir en la lucha, en un Estar-y-Ser
que no agota el deseo de recepción y plenitud.

Sin el pan de la confianza, ¿a dónde vamos,
si estamos desnutridos, macilentos,
enganchados al No,
dudando de la abundancia de la luz,
ensombrecidos por espectro de cuevas
que están fuera y están dentro y acobardan.

La política puede ser cualquier cosa
desde el hambre y la opresión, pero... revolución
¡ah, revolución! es mucho más
que toda sombra temporaria
Es saber que aún en el dolor penetra la luz
y revolucionario quien ve luz donde otros no la ven.
El sí puede ser el dador de luz, revolucionario suficiente.

¿Qué ciego dice: Hineni shalcheni
/ Yo estoy aquí / envíame como quien vio
y seré siervo de la luz?
No el ciego siendo que la luz
es ver / ver cuando otros desesperan sin confianza,
sin fe... ¿Quién? Pues ninguno, excepto
el revolucionario que ve y dice: «si yo soy el que veo,
a mí me toca servir / envíeseme a mí
donde los ciegos están y no se come otra cosa
que tinieblas y dudas e incertidumbre,
frustración... Hineni shalcheni /
Hineni shalcheni
/ yo soy sirviente de estímulos,
yo traeré la certeza total, el pan
de la Confianza en la Luz.

*

*


Psicopatía del conformismo social

Tal vez cuando discursan sobre los radicales,
o sanbenitan a los sinvergüenzas y los delincuentes
algunos conservadores se piensan muy sinceros.

En el mundo hay violencia que no debe justificarse.
Y mucha es la violencia propiciada
que parte de agachones, cómplices de atropello.

Hay mucha injusticia y a veces da miedo hablar
y ser sincero; pero, hacer de la mentira una forma habitual
de mudez, es como perpetuar la comunicación
entre cómplices. Quien mucho calla no es prudente.

El que calla otorga y hay que saber ser sincero
sin que tiemble la boca, o cedan en demasía
las rodillas y se salgan los pedos.

Los gobiernos no informan estrictamente la verdad
al pueblo. Son ocultadores de los ultrajes que cometen.
Los mecanismos de control son artificios opresores.

Los partidos programan sus lealtades, no son
libres, no son críticos. Son los primeros que mienten.
Son las instituciones de la brutal inconstancia
de los tratos interpersonales.

Tramitan componendas y venden el país a intereses
que no son los beneficios que demanda el votante,
el hombre común y corriente, el trabajador.

Y este tambén paga impuestos, se rompe la madre
edificando obra pública, buenas carreteras,
escuelas, hospitales, planta física
para la gran industria: los truhanes.

No hay a veces suficiente información para decir
con toda la boca, con toda constancia: «Yo opino».
En los periódicos pueden publicarse lo que quiera
el que paga, llenarse de tinta la mentira,
oficializarse el embuste, la infamia,

Suma a las tergiversaciones la tele.
El gran dueño de la empresa no se corta el cuello
con la daga, si alguien se tiene que joder
que sea el pobre, quien más sufre y no sabe expresarse
ni adornar la pantalla.

Sí... El empresario manda.
Su noticia, aunque sea falsa, es la que deja
ingresos, sube puntaje / ratings en los mercados.

Al pobre hay que patearlo como siempre,
decirle que se vaya donde hieda su culo
máxime si es indio, negro, feo, proscrito,
tatuado, inculto... Y el pueblo, mayoría de conformes,
clasemedieros apenas, con ambición de avanzar
en arribos sociales, dependiente de sueldo,
temeroso de represalias o recrininaciones,
se avienta unas tareas de conformismo
casi patológicas.

Desde el puto lugar donde se encuentra,
se incapacita para vínculos sociales, afectivos,
solidarios, dignos de llamarse sólidos.
Le da verguenza gritar en una marcha.

Si el motivo es la explotación del indio,
o el maltrato a las putas, o violaciones de niñas
o de niños, verguenza siente de ir.
El no quiee regañar a nadie.
Ni al cura, o al diputado descarado y pillo.

Le faltarán remordimientos o más bien
cojones para muchas cosas,
pero, ante la disyuntiva de ir a defender a otro,
lo corroe la culpa, como si su conducta social
fuese realmente «inadecuadamente motivada».

Estos psicópatas de la inercia despolitizada
no tienen la capacidad de aprender de la experiencia.
viva, rostro del vecindario, espejo de la vida.

Creen que la pobreza es culpa del que es pobre
y que no hay escuela allí / el barrio o gueto /
porque el pobre no quiere
(aún cuando sepa que son politiquillos
quienes niegan recursos, esquilman
el erario, matan dirigentes, sofocan
a las marchas); pero el sincerote / sabio
de la sacrosantas mierdas, se posa
y se llena la boca por decir...

«Estoy en contra de todo comunista;
el que protesta ¡carajo! es revoltoso,
si lo matan es culpa suya, no del carabinero
si lo desaparecen por algo ha de ser.
El orden, aunque no sea perfecto, se respeta.

Pues bien: estos psicópatas tienen
su egocentrismo exagerado.
Si ya comieron ellos, ha comido todo el mundo.
Si lo han privilegiado, aunque no lo merezcan,
él no hizo trampas, es que Dios le envía suerte.

Es que él debe ser primero y primero yo antes que nadie.
Egocentrismo exagerado e incapacidad de amar al prójimo.
Véalo calladito siempre que media un beneficio.
«Nada es gratis; no debe serlo; pero peor ser pendejo».

Estos sinceros, con colmillo artero,
tienen teorías de lo irresponsable que son otros
y lo que tiene el destino caprichoso para ellos.

Hablan sobre los planes de vida que explican el fracaso
para quien no persiste ni lucha ni se afana,
pero ellos mismos no tiene plan ninguno
excepto la jactancia, cara dura al decir...

«Soy tan sincero.
La violencia es mala.
No construye. No genera nada bueno».
Pero su hijo está en la guerra y él va a la Iglesia
cada vez que le cuentan de soldados que matan
o paramilitares o asesinos oficialmente autorizados
para este contubernio de la muerte».

Estos sinceros, de conveniencia y pose,
están dispuestos a creerlo todo.
A callar con gritos a quien le ponga mollero.
Sueltan mierda por la boca a chorros.

Sus políticos pueden ser amorales, vendepatrias,
pero fueron electos y ya en el poder hay que perdonar
sus robos, coersiones, narcisismos, la retórica
con que ocultan, despilfarran, quitan,
desorganizan, matan
como impulsivas mentes criminales
vestidas de etiqueta, enjoyadas, bien pagadas,
pero socialmente hienas, putas hienas...

Cada año entre 200,000 y 400,000 niños
en adición a los que ya mueren por diversas razones,
morirán de hambre, sí, señor, de hambre en países nuestros
(donde los conformes, con discurso sincero-sicopático,
con temblor de quijadas hablan del Tercer Mundo
y la necesidad de globalizar neoliberalmente,
pertenecer, obedecer a los amos, defender libre empresa
y neo-explotación y neocolonialismo,
enterrar a las izquierdas, matar a Fidel Castro,
a Chávez, a Zelaya, al enemigo...

Billones de dólares se canalizan para ayudar
a los bancos. Enpero, al niño hambriento que se lo lleve
el diablo... al mara-salvatrucha que lo revienten a tiros,
al que proteste que lo fundan en los calabozos,
al disidente de izquierda que se vaya a Cuba
y se muera de hambre.

Los sinceros patriotas del discurso blando y sicopático,
héroes tienen, no son los locos ni come-candelas.
Son los prudentes que esperan el futuro, cruzaditos de brazos,
sin entregarse al cinismo religioso,
pero sin poner dedos en las llagas de nadie
especialmente si son los triunfalistas
los narcos, los nuevos dictadores..

Armados están de silencio y es mejor no oírlos
ni presionarlos porque te fusilan
con su sinceridad. Con ésto,
defienden a sus amos.

*

Las tareas

... porque vivimos en un mundo lleno de dolor,
alguien tiene que echarse la carga
de consolar al que puede.
Unos no van a querer, hay que saberlo.
Alguien ya se anticipó a llenarlos de una tirria
que es lepra y pústulas de fango,
pero al que pueda hay que decirle que hay algo
así, bajo el polvo y los pantanos,
como un pétalo de loto, o muchos pétalos
que no se contaminan...

Unos seres, desde su corazón o su razonamiento,
se han convencido de que no hay futuro
y el presente es lo único a la mano.
Alguien estuvo diciéndoles que ni siquiera
hay sentido, que es mejor No-Ser y practicar
el odio, desaparecerlo todo, hacer el daño máximo posible
antes de echar el último respiro; pues, uno
(hasta que no haya sido convencido de la patraña
subjetiva, individual, egoica, de esos predicadores)
tiene la dura tarea, decir que no es así,
no es así, no...
aunque el mundo esté lleno de dolor.

... por eso nace el contreras que consuela,
el terco que lleva la osadía a un pedazo
de papel, o al espacio del aire, al eco
donde se pueda cobijar una palabra
sin ese extremo del acábese todo de una vez.
El poeta se atreve decir lo que otro
se niega a escuchar.

... es que nos han convencido de que no hay propósito
ni belleza ni inocencia ni dignidad ni libertad.
Que esperar desespera. Que la angustia
es lo más sublime y lo más trágico
y, sin embargo, alguien nace parecido al loto
y se hunde en el agua y se lava el espanto.

Uno que divide en dos el pan que se come,
aunque no pueda hacer los milagros
de alimentar multitudes...
El nace para consolar y echar sobre su espalda
lo que duele; el tiene buen vientre
para moler dolor y abrir ojos de ciegos.

Unos sólo tienen una canción en los labios
y es la misma tristeza que se pausa
para ayudar a que se detenga
el dolor en el más triste aunque sea un momento;
para eso nace ese terco que sabe que bendice
aunque le toque morir después
de haber cantado...
porque aún las mariposas con sus muchos colores,
sus vuelos, su afán de agitar flores
y escarbar el polen, viven brevemente.

*

Manifiesto emergente de los Carbonarios

A los primos en las barracas
Todos somos aprendices de la Libertad,
sólo aprendices. Buscadores de justicia.
Ser libres es como hambruna que no acaba,
como sed que jamás se mitiga.

Como el carbón que, apagado parece,
y todavía arde y quema la piel desesperada,
el dolor de la labor es sagrada, carbonarios.

Primos, el Sol ya no ilumina nuestro bosque.
Y en las venditas sólo queda nuestro luto.
En La Rochelle han ejecutado a los sargentos
y los Maestros de la Venta nos desmoralizaron.

No sacaron la cara por los que están sedientos.
No apoyaron, cobardes, al que pidió
la lumbre libertaria. Son los apoltronados.

Todos somos aprendices, carbonarios,
una veces débiles, cansados, lerdos.
Otras veces temerarios, irrefrenables, suicidas,
negligentes; pero, siempre aprendices,
ante una Cruz a la que ataremos tiranía.

Ante una corona de espinas que al opresor ceñiremos,
ante unos clavos para taladrar de pies y manos
al que ofende a los pueblos, logiamos,
pues el hacha merece el enemigo y la sal
es la señal emergente del ahora.
Unjámonos en sal. Evitemos
que se pudra el escarmiento.

Aprendices, la Santa Alianza desde Austria
nos ataca con desdén. No es sólo Napoleón
el enemigo y no es sólo Fernando, rey
de las dos Sicilias. Con espada nos esperan
los Borbones. En Cataluña, nos sofocan
huestes de González Bravo, despiadado.
Y si el desánimo subsiste, nos acaban.

«Luchen. Salgan a la calle. Que no sigan
matando a los sargentos carbonarios.
Vayamos a las Jardineras, alimentemos
los hambrientos. Son hermanos».

Pero no confundan la senda
de esta logia con venganza rencorosa,
con La Mala Vita,
con La Camorra
con La Mano Negra
que nada tiene de Bazard, Dupont,
Lafayette, Boinvililer.
Ni los Grandes Iluminados.

«Limpiemos de lobos el campo».
Por Mazzini, Cavour y Garibaldi,
por los Buenos Amigos.
Limpiemos de lobos el campo.
Que las fieras no se acerquen.
Purifiquemos con carbón el aire.

*

Manifiesto del interés propio

¡Oh, envidia, raíz de infinitos males y carcoma
de las virtudes! Todos los vicios, Sancho, traen
un no sé qué de deleite consigo; pero el de la envidia
no tal sino disgusto, rencores y rabias:

Miguel de Cervantes Saavedra

When the fist fortunes were being made
in the Industrial Revolution, they undoubtely engendered
resentment among some people… it was tempting
for people to believe the wealthy people profited
at their expense. That's the root of envy-motive:

Helmut Shoeck
Un fantasma de resentimiento recorre toda Europa.
Brinca la barda y llega al hemisferio.
América recibe el Manifiesto de los Envidiosos.
La codicia es intrínseca, pero, en ellos, zarpaso,
alianza con un odio que ni lo propio suyo
lo contenta y disuade.
Mirad que cuando mira al rico por tradición,
lo mirado se caga en los calzones.
El que dijo «libre soy, pues, en abundancia
me libré de miserias», mañana dice: «El miedo
ya me quita lo que tengo».

La seguridad obnubila libertades.
El envidioso quiere el Social Kingdom;
el que tiene quiere paz y no la encuentra.
Grita con todas sus fuerzas:
«Dejen mis arcas tranquilas. Son mías».
Se siente como Zeus cuando le roban
el fuego del Olimpo.

Los prusianos se asoman. Tiembla América.
Son estatistas conservadores y compulsos,
leales al estado veedor. Y los neo-nacionalistas
perros de colmillos afilados. No serán compasivos.
Son victorianos tardíos que no temblarán
como cuáquero en la mufla de estos días
cuando hilvanan, hipócritas morales,
su vil entrampamiento. Que no vengan entonces.
Que no vengan.

Como panacea de cada mal sobre la Tierra
hartan su Estado Paternal, con sus versículos,
un paternoster que despoja y ofende:
(1) Santificado sea el nombre de la Envidia.
(2) Sea hecha su voluntad en cielo y tierra.
(3) Dános un pan por el que no hayamos trabajado.
(4) Perdónanos las deudas del consumo y la tarjeta de crédito.
(5) Así como nosotros nos vengamos en las míes
de los campos ajenos, pues, no tenemos nada
(6) pongámosle la prótesis al mendigo a quien falta
la mano, o al que renco se arrastra de un pernacho.
(7) Añadamos los dientes al mellado y el ojo al tuerto.
(8) Concedamos boletos de ida y vuelta al vagabundo.
(9) No metamos en cárcel al que pide, bien sabemos
que no hay tiempos de escasez; la pobreza
es la Edad de Oro de los apropiadores.
(10) Dividamos la fortuna en alivio ante la joya
del egoísmo institucionalizado… porque tuyo es el reino
del que tiene y las moradas en el cielo, las prometiste al pobre.
Y mugieron las vacas y dijeron: Mú,
cuando los envidiosos dijeron «Amén».

Un fantasma de amenza nos mira y no huye.
Salta a nuestros bolsillos como manos ladronas
y escarbantes. Cuarenta y siete millones de almas
en América se han lanzado con él.
Quieren salud y no morirse ni pagarla
(dizque no tienen seguro, que no le damos beneficios,
que están perdiendo sus casas, que en la noche
se acuestan con hambre); pero ya no tienen miedo
ni virtud; se lanzan al campo del vecino
y les beben la leche a las ubres de sus vacas;
amenazan que quemarán haciendas, que robarán
los bancos, que arrasarán hospitales;
que tendrán las manos negras, so pena
que así queden sus consciencias.

Vienen los fantasma bismarckianos,
eslavófilos, nihilistas, enemigos putativos
de las clase y van a desquiciarnos el sentido:
la propseridad, el interés propio, la calma
de Dios en las iglesias, la civilidad del parlamento.

Leed el Manifiesto que han traído.
Quemadlo luego. Allí nos llaman tiranos,
mercantilistas, dueños del privilegio,
agentes malthusianos de miseria, divinos reyes laicos
del embuste, la exclusión, el cálculo logrero
del consenso, individualistas.
No entienden, no entienden que ninguno
por ley ha de ser obligado a procurar
el bienestar de otros.

Allí proponen la agenda de la Envidia
Escrita en un lenguaje saduceo:
Public Good First! Social mind! Social control!
¿Cómo es posible que fundemos el escollo
que los pare, América? ¿Con qué ideal habremos
de parar al Estado hegeliano si con lo divino
se han limpiado los traseros y su sólo fundamento
es la envidia, protegida y encarnada en un Estado
gigantesco y devorador, que nos pide que vivamos
en servicio, sometidos al puño de sus idearios?

*

Manifiesto del Desmantelador


Majorities can be tyrannical… What I find must repulsive
in America is not the extreme freedom reigning there,
but the shortage of guarantees against tyranny:

Alexis de Tocqueville
Un fantasma de tradición recorre toda Europa.
Brinca la barda y llega a otro hemisferio.
América ha recibido el Manifiesto del Desmantelador.
El interés propio tiene precedencia.
Abajo sea el grupo que no se pone en pie
sino a través de la misericordia y la benevolencia fraudulenta.

Hay que derrocar a los parásitos que del andrajo
han hecho un Santo Grial, su propia verónica de penas.
Derrocar al bicho que no paga al gobierno sus contribuciones.
A monarcas absolutos a quien dicen
«Papá» / Papa Estado
por la niñez de la masa que se antoja perpetua.
A los prusianos de gesticulación benevolente
dan su culto, su fe, sus viles pasiones
y a Bismarck lo llaman Canciller.

Tradicionalistas: ¡enteráos que Bismarck vive!
Y la ignorancia racional enciende a garrotazos
sus clamores y el tambor es un engaño lógico barato
que depende de los tributos a la renta
en menos de un cerrar y abrir los ojos al futuro.

Declaramos que abajo sea la transferencia
del paternalismo, abajo el que da
y derrocha con el pretexto del pobre,
porque sólo modifica la injusticia y no la acaba.
Sí, que muera el welfarismo, con las sabandijas
de su origen burocrático y robo institucionalizado.

La tradición está tan cerca que América
y el mundo comen Cheerios y el Estado Benefactor
es el que engorda a estos animales económicos,
tímido rebaño de obreros de lentejas congeladas
y de cervezas frías, bocas que aplauden
con cada sorbo al Establecimiento.
Ya no piensan que la caridad es voluntaria.
Demandaron que se viva para otros.
Que el altruísmo sea su dogma contra el ego.

La tradición está a las puertas con su lema:
Abajo el que no piense como yo.
El capital lo que requiere es egoísmo.
Que sea éste el fundamento antes que las mayorías
al capitalismo lo asesinen en las calles.

¡Enteráos, Bismarck vive! Y lo mismo es amigo
de los Woopies jubilados que de un ejército
voraz de carniceros; el Manifiesto ya dice:
¡Desmanteladores, pongan el alto!
Que no viva Solón con su parche en el ojo
de pirata si es la encarnación fraudulenta
de este mal: la protección política del necio,
la perfección de la blasfemia práctica:
Estados intervencionistas que con sus manos
roban lo privado, depauperando al rico…

Este es el Manifiesto del Rational Self-Interest:
Hay que derrocar las mayorías, todavía son verdugos
con su mano tullida, pordiosera. Todavía son tiranía
que rumia y salta de contento cuando triunfa
cada estímulo inmoral que la sostiene
y le paga el pan y el circo.

La Tradición viene amenazadoramente
para redimirte, Individuo. Cabeciduramente victoriana,
el ala benévola que contra la extracción de la renta
del próspero dirá; ¡Basta! y a la extorsión de los políticos
les pondrá un remedio. Házte oír, truena los dedos,
abole de raíz tanto parasitismo vestido de piedad
y santos votos. Guarda este Manifiesto reeditado,
házle sus odas de egoísmo en las urnas
que son cálculos aproximados de consenso.

*

El Relato posmoderno de las Grandes Ilusiones

El mundo puede ser materialmente
muy hermoso. Hay que ayudar a forjarlo
y yo lo quiero así, pero no es suficiente.
Preciosa sea la convicción de alma.
Sin su hermosura, por más bella que sea la geografía,
se tiene un mundo de mentira.
Una cloaca es el mundo, vómito expandido
para la compulsión de consumo.

El trabajo puede ser honorable, verdadero apero
que redime, ilusión de cada mañana productiva,
anhelo que se tiene después de la noche de reposo.

Yo quiero ese trabajo, creativo, dignificador
de mi día; pero, fatigado de acoso
por explotadores, condenado a la voluntad
del miserable, el trabajo me aliena,
me empobrece. La producción se vuelve
la factura que encadena, la mentira, el cebo
para engranarme al sistema de mi oprobio.

El conocimiento es el misterio más amado,
lo inagotable, lo indispensable, victoria que corona
a los puros y yo lo necesito como mi alimento.
Sin sentido... las cosas no brillan en sus méritos.
Sin esa luz, el mundo está en lo oscuro;
pero, mire usted, lo novedoso y atrayente
es ídolo carente de verdad, de valía.
Es sólo una lujuria de los ojos.

Yo no quiero ese infinito bombardeo
de la costumbre vestida de palabra y dobles intenciones.
No esos medios que para comunicar mercadean,
reprograman, aturden, reconstruyen su parche
de malicia. Manipulan, mienten, aridecen.

Quiero el amor, lo que da paz y empatía.
Lo llamo conformidad, aceptación, convivencia,
pero, incondicional no es. Y lo que doy y lo que tengo
parece insuficiente y me siento que no puedo
merecerlo. Orilladas están sus mil invocaciones.
Mi amor se ha convertido en soledad,
anónimo llanto, dolor escondido en la sonrisa
hasta que venga esa muerte transmoderna
y me recoja en el seno de su anhelo.

Hay grandes figuras carismáticas, modelos de ser
que no son tal vez celebridades; pero son lo profundo,
lo ejemplar, lo modélico, yo quiero amarlas.
Las admiro y no puedo alcanzarlas porque son
como ajenas y ellas no están conmigo.
Son como divas que hacen lo que les da la gana.
O los centros de poder las ocultan,
vedándolas, las manosean a gusto
y le quitan el lustre.

Son el lujo de aquel que las controla
y las pasea como a perros de raza por las plazas
de sus presunciones. Entonces, me conformo
con los seres sencillos, humildes, olvidados,
simplemente mediocres, aislados, en el mercado
de la cultura popular. Seres como yo,
quizás incomprendidos.

... porque ya la ideología está desmeritada
y el contenido del mensaje se condiciona y se vende.
El mundo está rehenchido de mejores postores.
Con la imagen decorada, todo se sustituye;
ya nadie quiere amar lo profundo, ya no se cree
que haya verdades, no se cree en nada
que no se venda y no se toque.

Lo mismo vale una ilusión con pequeños ídolos
que te dañan los ojos y la ansiedad del alma.
Las convicciones valen lo que el apetito
y te alimentas con escoria y formas vanas,
bisutería de cínicos, correctamente audaces
que devoran y corrompen.

Por eso lo que no aparezca admitido por ninguno
es lo que a mí pertenece. Estoy donde no está nadie
y nadie quiere estar. Ahora no me interesa
el mundo hermoso, ni el avatar de los célebres,
tampoco el mundo de grandes triunfadores.

No me interesa el amor de los felices
ni el dolor de los grandes sufridores.
Me hace daño.
No me interesa el sentido del fracaso
ni las revalorizaciones fragmentarias
del cosmos y el origen.
No me interesan las Grandes Ilusiones.

*

Su menú de palabrejas

Para tener una ideología contemporánea
con la que pueda llamarse adversario por principio
y jactarse de tener / en nosotros /
a su léxico añadió el menú de convenientes palabrejas:
el subversivo, clandestino, oveja negra,
el que nunca ha de ser ente fraterno
o querido, el comunista, masónico,
enemigo de Fernando VII El Deseado,
el foráneo sacrílego, enciclopedista,
descreído afrancesado, racionalista,
calvatrueno, incendiario, ateo...
inventores de paso del Estado Laico,
la decadencia de la Iglesia,
el independentismo
de las viejamente adheridas regiones
cantonales,
autores de la Guillotina,
impusores del esplendor revolucionario
del 1789 en la Francia jacobina.

Y usted viene derechito al odio
(sin ningún referente de su sucio pasado)
a recordar la revolución de La Comuna (1870)
y a asegurar que dos masones inventaron
el himno de La Internacional socialista en 1871.
Usted viene a recordar lo anticatólico
que somos y lo inhumanamente anticristiano
como si usted no tiviese represores
ni errores en sus expedientes...

Usted que favorece una moral
autoritaria y dogmática
(la misma que nos diera la hoguera,
la Inquisición, las censuras aberrantes
que han durado siglos... usted que no entiende
por qué a nuestro arquetipo se expulsó del Paraíso...
ahora pues, ya tiene un menú de palabrajes
y nos negará un posible vínculo con otros
sobre la base del conocimiento, el cuidado,
el respeto y la raíz, sin la cual no hay sentimiento
que nos ofrezca pertenencia
ni sentido de identidad.

*

Plegaria de James Galus Watt

I do not know how many future generations we can count on before the Lord returns, whatever it is we have to manage with a skill to leave the resources needed for future generations...

Everything Cheney's saying, everything the president's saying, they're saying exactly what we were saying 20 years ago, precisely ... Twenty years later, it sounds like they've just dusted off the old work: James Galus Watt, ex-Secretario del Interior de los EE.UU.
En la iglesia, hay una izquierda mentirosa.
Cree que yo escupo sobre la geografía
y me orino en los Grandes Lagos.
Que me lavo los oídos con brea, indigna
costra de mi algarabía ante el inmundo eco
de lo que ellos dicen, y que hago gárgaras
con petróleo, alegan por añadidura y me burlo
del hipócrita viejo comunicador, quien me dio
nombramiento para hacer en su nombre
su trabajo sucio. Pero no es por él que yo
me rebelo, me jacto y doy estas rabietas
[Reagan me importa un bledo]; es por tí,
Señor del Cielo,
que, en los plea bargains, doy fe
de un delito más o delito menos.

El cochino teatro de las izquierdas ambientalistas,
jodidos judíos anti-gubernamentales,
sons of a bitches, me persiguen,
cinco años de probatoria han sujetado a mí
y multas y 500 horas de servicio comunista obligatorio
[en América USA, Señor, en tierras
de vaqueros del Green River de Wyoming].

Contra mi persona decretaron 25 delitos
de perjurio / felonías / y alegan que yo obstruyo
la justicia; que soy adicto al petróleo
en el café de la tarde y no protejo
ni a gatos ni ratones.

Soy enemigo de las focas-leyes
y las moscas-especies
en peligro por mis manos-de-extinción.
... Y todo porque mando a tu Arquitecto Hiram
a los aserraderos, quiero el árbol frondoso
para hacerte el Arca en la Alianza en los bosques.

Para que reposes, adorno tu almohada,
decoro tu pared y tu cama, con piedras preciosas
de las minas. Soy en Tu Nombre quien perforo los pozos
y honraré tu energía, quiero que se descubra
el combustible de Tu Aliento y todo
lo pusiste en el subsuelo...

«We will mine more, drill more, cut more timber».
No me importa decir No a quien se oponga.
No me importa conturbar las huestes del socialismo,
sea el que fracasa en la Siberia Roja,
sea el que abrigamos aquí, con mentirosos...

Sí, no dé rubor si lo digo:
«Don't go to Russia, come to America and go
to the Indian reservations».

Pues, sí... Señor del Cielo, si he de cumplir
esta encomienda, que allá en la iglesia
o en ceremoniales, me hagan su poquito
de silencio y de honores.

Las bandas de rock me ensordecen,
me aburren. Tienen cierto elemento indeseable.
¡Sabes cómo me deprimen los maullidos
de los gatos! Sácalos fuera y ni siquiera
los suplantes con palomas... Llévatelos a todos
los que se comen sus bigotes en la sartén
del aceite caliente; húndelos en las minas
cuando estalle la pólvora de la industria
con su violenta estampia.

No será jactancia entonces que diga
muertos gatos y perros se acaban
de una vez pulgas y rabias.

Señor, antes que bajes, tal Redentor, al planeta,
yo te administro abajo, rentaremos al menos 4 millones
de km² de costas. Exploraremos las aguas
de tu manto, y los mineros del carbón
a fin dar festejos, te darán el mejor recibimiento.

La industria quiere que haya gasolina suficiente,
independencia petrolera programada para ese día
en que vengas en gloria y preguntes:
¿Qué hicíste con los recursos que te dí,
cómo has utilizado los mares, las bestias,
los bosques, cuántos ranchos en fin
me fabricaste, en fin, supíste sacar
el lucro del ambiente?
No te dí medio ambiente.
Te dí el Ambiente Entero
y la capa de ozono
y el efecto invernadero.

... porque, al parecer, hay unos cuantos perversos
que van a atajar mi paso, cuando vaya
al Juicio final y Tú vengas, oh mi Señor,
mi guardafango, desdeñador de pancartas
de la National Wildlife Refuges, vendrán
con los hostiles ambientalistas,
a soltar las alimañas cabilderas
de los Verdes intereses y las especies raras.

09-10-2001

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